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Estoy callada, pero aunque nadie me oiga, grito.

Me encuentro en una habitación vacía. Bueno, más que vacía, sin nadie que me acompañe. No hay diálogos, no hay risas, no hay ruidos, tampoco miradas, solo estoy yo, yo y mis pensamientos. 
No hay nadie que me juzgue, nadie que tenga que entenderme, no quiero que me entiendan, quiero que me ayuden. Por mi sola no sé salir, tampoco sé pedir ayuda. Estoy hundida, hundida en mis pensamientos. Incluso si hubiese alguien en la habitación y no estuviese sola seguirían mis pensamientos. Yo y mis pensamientos.
No consigo centrarme en nada, solo esta eso, mis pensamientos. Os preguntaréis cuáles son esos pensamientos. Tengo miedo, miedo en general, pero miedo porque no sé como salir de mi hundimiento, no sé como pueden ayudarme, y menos aún sé pedir ayuda. Creo que ese es el problema, que hay problemas que uno mismo por su propia mano no puede solucionar, que en algunos problemas tenemos que tener ayuda exterior. Pero volvemos a lo mismo; ¿cómo voy a salir del hundimiento y solucionar el problema si no sé pedir ayuda? 
Bueno, da igual, son pensamientos, como ya he dicho, estoy sola en la habitación, nadie me escucha, nadie me oye, nadie lo sabe.

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