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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Rosas de recuerdos

¿Cuánta felicidad no? Cuán feliz nos hizo. Tantas palabras, tantos regalos, tantos abrazos, tantos besos. Que fácil fue enamorarnos ¿verdad? Nos creímos todo. Cuán bella parecía la rosa, aquella que mirábamos de lejos y no de cerca. Y justo cuando la tocamos. ¡Au!  Que dolor ¿verdad? Que bonita nos había dicho que era la rosa y cuantas espinas le había quitado. Una vez que te pinchas, todo cambia, la herida superficial se cierra, pero ¿y la profunda, la interior? Ese temor a volverte a pinchar nunca desaparece ¿verdad? Así es el amor, tan perfecto, tan imprescindible, y a la vez tan doloroso, tan punzante. ¡Claro! ¡Como una rosa!

Quédate, por favor.

Y te dan ganas de mandarlo todo a la mierda. ¿A quién no? Recuerdas todo lo que quieres que vuelva a ser, y no puedes, es imposible. No quieres que acabe, no quiere que se vaya, no quieres seguir pasándolo mal, pero es imposible. Duele, como jamás te ha dolido algo, incluso te impide respirar, el pensar que se te acaba el tiempo, que se le acaba. Cuando estas bien en el fondo no lo estas, peleas con alguien y todo se derrumba. Escuchas canciones que te recuerdan a él y no puedes dejar de llorar. Ese miedo al perder a alguien a quien quieres con todo tu corazón, de las pocas personas a las que realmente quieres y que darías tu propia vida por ellas. Suplicarías que no se fuese, y quieres convencerte de que tienes que superarlo, dejar que se vaya, pero no puedes. Y te preguntan como estas, y te sale el fingir, quieres parecer fuerte, incluso intentas hacerte fuerte, pero ¿a quién quieres engañar?  Admítelo, estás hecha una mierda, todo te hace llorar, no tienes ganas de nada, y mucho...

Que raras somos. ¡Pero que inteligentes!

A veces somos tan raras, tan indecisas. Tenemos tantas manías las mujeres que no sabríamos ni decir cual es la más importante de todas ellas. Somos tan peculiares... Yo por ejemplo; - No soporto hablar con un chico a todas horas de manera empalagosa, lo llevo muy mal. Me cansan, me agobian. - Soy romántica hasta cierto punto, a mi cartitas de amor suplico que no. - Creo que lo peor son los nombrecitos tan cursis que a veces nos ponen los tios, tipo "princesa" (de copiar y pegar a lo basto), "tonta" (¿acaso me llamas retrasada?, ¿en serio os gusta eso?, pues si, a algunas les gusta). - Si te digo que pares, creeme, para. No te la juegues. - Tengo una mala hostia dentro incontrolable, solo mi familia saben que clase de carácter tengo, y dicen que no es muy agradable. - Para mi los viernes son sagrados, no hago nada, solo el vago. Si por casualidad hago un plan con una persona el viernes, que lo valore, no lo hago por cualquiera.  - Si me levantas de la siesta (habiend...

Los abuelos deberían ser eternos

Cada caricia, cada beso, cada abrazo, cada gesto, la más mínima cosa que exprese sentimiento lo recuerdo de ellos. Por suerte, la mente humana es tan fascinante que es capaz de almacenar miles de recuerdos para siempre. En el mundo real todos sabemos que nadie es inmortal, y que tarde o temprano nuestros seres queridos se van. Pero se van físicamente, quiero decir, siempre quedarán en nuestra mente, y mientras estén en ella, seguirán "vivos". Lo único que tienes que hacer es cerrar los ojos e imaginar que están ahí, recordar lo que sentías, lo que te hacían sentir más bien, los sitios... Y nos damos cuenta de que recordamos con todo detalle algunos momentos, que nos fijamos en cosas de aquel instante que ni sabíamos que nos habíamos fijado. El ejemplo que me dieron me servirá para siempre y les doy las gracias.  De ellos aprendí que a pesar de que cometamos cientos de errores, podemos rectificar. Aprendí que las cosas más sencillas son las que más importan, como un abrazo. Ap...

¿Egolatría o filantropía?

A veces la vida te lleva a cometer errores, a hacer cosas sin sentido, a no pensar en los demás y ser egoísta. Con esto no quiero decir que pensar en uno mismo esté mal, está mal si piensas solo en ti, sin importarte los demás, pisando sus sentimientos. Sin querer solemos hacer cosas que pueden ser convenientes para uno mismo, pero que si lo pensamos fríamente, nos damos cuenta de que hay más gente alrededor a la que le afecta nuestro acto o decisión. Esos actos o decisiones solemos tomarlas en un momento delicado, no pensamos con claridad, y por consecuencia no pensamos en nuestras personas cercanas. Incluyo la primera persona porque a todos los seres humanos nos sucede, de una manera u otra, pero nos sucede.  Cometemos estupideces constantemente, unas de más calibre que otras y siempre nos damos cuenta tarde. Sabes de qué estoy hablando si cuando te digo que pienses en algo que hayas hecho que a día de hoy te arrepientas, te vienen cientos de cosas a la cabeza. Seguramente la may...

¿Cómo era?, ¿disfrutar?. ¡Ah si! Carpe diem

A lo largo de la adolescencia se conocen a muchas personas, unas se quedan un rato más que otras, y otras se quedan toda una vida.  Centrémonos en un tipo de personas; en las parejas. Aparecen decenas, y a veces te imagínas haciendo cosas de parejas con una persona en concreto, pero no pasa nada, y además no le das importancia. Tras conocer a varios chicos conoces a alguien que cambia todo. Sabes que puede salir mal, pero te aferras a la idea de que pueda salir bien, y no es malo que lo hagas. Y te da grandes momentos, pero los que más te marcan son esos paseos cogidos de la mano, esas cosquillas, esos te quiero al oído...  Pero comienzas a ver claro que esa relación por diversas razones no tiene futuro, o al menos no uno que te guste. Pero aun así te aferras a la idea de quererle, incluso llegas a pensar que no eres nada sin él.  Por fin tras mucho tiempo intentándolo le pones punto y final. Y te das cuenta de que hacía mucho tiempo que no eras tan feliz, tan libre. Ahí ...

No tengas miedo, inténtalo

Y podría intentarlo, dar el paso y con un poco de suerte ser feliz. Podría ser fuerte, valiente y dar el paso. Podría entonces buscar algo en un sitio que me atrae de una manera inmensa y dar el paso. Por poder podría dar el paso, pero, ¿y si es pronto?. ¿Y si no soy lo suficiente fuerte y valiente para ello?. ¿Y si por consiguiente no encuentro nada en aquello que me atrae inmensamente?. ¿Y si no llego a ser feliz como esperaba?. Pero, ¿entonces?, ¿como sabría que estoy viviendo?. La vida es arriesgarse, ganar, perder, ser feliz, infeliz. La vida es arriesgarse.

La muerte tiene su propio reloj

¿Cómo aceptarlo?, ¿cómo?.  Para que no duela, para no sufrir, para no hacer sufrir, para poder seguir adelante. La gente constantemente habla de miedo, de miedos superables; miedo a la oscuridad, superable. Miedo a los espacios reducidos, superable. Miedo a los animales, superable. Miedo a perder a alguien, insuperable. Eso es realmente un miedo, saber que hay una persona con la que has compartido vida, momentos increíbles, graciosos, llenos de aventura, de risas, de adrenalina, de tristeza, de peleas, de superaciones, de luchas, de un sin fin de cosas y que queda poco tiempo, muy poco. Saber que te quedarán mil cosas por hacer, por decirle, por enseñarle, bueno, por que te enseñe, por que te vea aprender. Que vea tu primer amor, tu primera vuelta en coche, tu graduación, tus actuaciones, tus bailes y tu voz irónicamente afinada al cantar. Ese es uno de los grandes miedos de esta vida, que además no se puede controlar. Esa desesperación por saber que harías cualquier cosa por evita...

Compaginar, no aparentar

Y a veces la vida es eso, aparentar. No aparentar algo que no eres, aparentar como no te sientes. Puedes reír, saltar, correr, arreglarte, ponerte guapa, puedes hacer lo que quieras. Pero, aún así, seguirás queriendo llorar, tirarte en la cama y no hacer nada, no fijarte en lo que te pones... Porque en el fondo no estas siendo tú, quieres aparentar ser fuerte, que no tienes debilidades y que eres feliz, pero no lo eres, cosas de la vida te llevan a ello. Pero ¿y qué vas a hacer?, ¿llorar todo el día acaso?, ¿no salir de casa?, ¿no ponerte guapa toda las mañanas?.  Verás, la vida no trata de eso, trata de tener unas ganas inmensas de hacerlo y no hacerlo. Quiero decir; tener la valentía de luchar contra viento y marea, contra todo lo malo de esta vida y convertirlo en bueno. No todos lloramos de la misma manera, hay sonrisas que esconden miles de lágrimas. Por eso llora, ríe, canta, baila, pero que las cosas buenas siempre sean más que las malas.

¿Qué imposibles?

Nos pasamos la vida poniéndonos nosotros mismos piedras en el camino, haciéndonos creer que hay imposibles, y no nos paramos a pensar en que no hay nada imposible, que hay cosas por las que no nos arriesgaríamos, simplemente porque puede que perdiésemos más de lo que ganábamos, o simplemente porque preferíamos otra cosa. A esas cosas por las cuales no nos arriesgamos, por una razón o por otra, las llamamos imposibles. Pero mentalizaros; no hay nada imposible, nada.